
- El Segundo Advenimiento de Cristo le confiere al Hij@ de Dios este regalo: poder oír la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso y que lo que es verdad jamás ha cambiado.
- Y éste es el juicio con al que a la percepción le llega su fin.
- Lo primero que verás será un mundo que ha aceptado que ésto es verdad, al haber sido proyectado desde una mente que ya ha sido corregida.
- Y con éste panorama santo, la percepción imparte una silenciosa bendición y luego desaparece, la haber alcanzado su objetivo y cumplido su misión.
- El Juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna.
- Pues ve a éste completamente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno.
- Y al no tener causa ni función ante los ojos de Cristo, simplemente se disuelve en la nada.
- Ahí nació y ahí ha de terminar.
- Y todas las figuras del sueño con el que el mundo comenzó desaparecen con él.
- Los cuerpos no tienen ahora ninguna utilidad, por lo tanto, desaparecen también, pues el Hij@ de Dios es ilimitado.
- Tú creías que el Juicio Final condenaría al mundo al infierno junto contigo, acepta esta santa verdad: el Juicio de Dios es el regalo de la corrección que le concedió a todos sus errores.
- Dicha corrección te libera de ellos y de todos los efectos que parecía tener.
- Tener miedo de la gracia redentora de Dios es tener miedo de liberarte totalmente del sufrimiento, del retorno a la paz, de la seguridad y la felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad.
- El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan para bendecir a Su Hijo@ y exhortarlo a regresar a la paz eterna que comparte e con Él.
- No tengas miedo del amor.
- Pues sólo él puede sanar todo pesar, enjugar todas las lágrimas y despertar tiernamente de su sueño de dolor al Hij@ que Dios reconoce como Suyo.
- No tengas miedo de eso.
- La salvación te pide que le des la bienvenida.
- Y el mundo espera tu grata aceptación de ella, gracias a lo cual él se liberará.
- Éste es el Juicio Final de Dios: «tú sigues siendo Mi santo Hij@, por siempre inocente, por siempre amoroso y por siempre amado, tan ilimitado como tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado.
- Despierta, pues, y regresa a Mí.
- Yo soy tu Padre y Tú eres Mi Hijo».
