14. ¿Qué Soy? – Segunda Parte – Un Curso de Milagros

Pasión
  1. Soy el Hij@ de Dios, pleno, sano e íntegro, resplandeciente en el reflejo de Su Amor.
    • En mí Su creación se santifica y Se le garantiza vida eterna.
    • En mí el amor alcanza la perfección, el miedo es imposible y la dicha se establece sin opuestos.
    • Soy el santo hogar de Dios mismo.
    • Soy el cielo donde Su Amor reside.
    • Soy Su santa Impecabilidad Misma, pues en mi pureza reside la Suya Propia.
  2. La necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin ahora.
    • Más en los últimos días de este año que tú y yo juntos le ofrecimos a Dios, hemos encontrado un sólo propósito, el cual compartimos.
    • Y así te uniste a mí, de modo que lo que yo soy lo eres tú también.
    • La verdad de lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras.
    • Podemos sin embargo, darnos cuenta de la función que tenemos aquí, y usar palabras para hablar de ello así como para enseñarlo, si predicamos con el ejemplo.
  3. Somos los portadores de la salvación.
    • Aceptamos nuestro papel como salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto.
    • Y al concederle el regalo de nuestro perdón, este se nos concede a nosotros.
    • Vemos a todos como nuestros hermanos, y percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas.
    • No estamos interesados en ninguna función que se encuentre más allá del umbral del Cielo.
    • El conocimiento volverá a aflorar en nosotros cuando hayamos desempeñado nuestro papel.
    • Lo único que nos concierne ahora es dar la bienvenida a la verdad.
  4. Nuestros son los ojos a través de los cuales la visión de Cristo ve un mundo redimido de todo pensamiento de pecado.
    • Nuestros, los oídos que oyen la Voz que habla por Dios proclamar que le mundo es inocente.
    • Nuestras las mentes que se unen conforme bendecimos al mundo.
    • Y desde la unión que hemos alcanzado, invitamos a todos nuestros hermanos a compartir nuestra paz y a consumar nuestra dicha.
  5. Somos los santos mensajeros de Dios que hablan en Su Nombre, y al llevar Su Palabra a todos aquellos que Él nos envía, aprendemos que está impresa en nuestros corazones.
    • Y de esa forma, nuestras mentes cambian con respecto al objetivo para el que vinimos y al que ahora procuramos servir,.
    • Le traemos buenas nuevas al Hijo de Dios que pensó que sufría.
    • Ahora ha sido redimido.
    • Y al ver las puertas del cielo abiertas ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.

Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros

Lección 351 - Un Curso de Milagros
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