“Mi impecabilidad me protege de todo daño.”

- Mi impecabilidad garantiza mi perfecta paz, mi eterna seguridad y mi amor, imperecedero; me mantiene eternamente a salvo de cualquier pensamiento de pérdida y me libera completamente del sufrimiento.
- Mi estado sólo puede ser uno de felicidad, pues eso es lo único que se me da.
- ¿Qué debo hacer para saber que todo esto me pertenece?
- Debo aceptar la Expiación para mí mismo, y nada más.
- Dios ha hecho ya todo lo que se tenía que hacer.
- Y lo que tengo que aprender es a no hacer nada por mi cuenta, pues sólo necesito aceptar mi Ser, mi impecabilidad, la cual se creó para mí y ya es mía, para sentir el Amor de Dios protegiéndome de todo daño, para entender que mi Padre ama a Su Hij@ y para saber que soy el Hij@ que mi Padre ama.
- Tú que me creaste en la impecabilidad no puedes estar equivocado con respecto a lo que soy.
- Era yo quien estaba equivocado al pensar que había pecado, pero ahora acepto la Expiación para mí mism@.
- Padre, mi sueño termina ahora.
- Amén.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros