“Veo todas las cosas como quiero que sean.”

- La percepción se deriva de los juicios.
- Habiendo juzgado, vemos, por lo tanto, lo que queremos contemplar.
- Pues el único propósito de la vista es ofrecernos lo que queremos ver o no ver lo que hemos decidido contemplar.
- ¡Cuán inevitablemente, pues, se alza el mundo real ante la santa visión de aquel que acepta el propósito del Espíritu santo como aquello que desea ver!
- No puede dejar de contemplar lo que el mundo quiere que vea, ni de amar con el Amor de Cristo lo que contempla.
- Mi único propósito hoy es contemplar un mundo liberado, libre de todos los juicios que he emitido.
- Padre, ésto es lo que Tu Voluntad dispone para mí hoy, por lo tanto , no puede sino ser mi objetivo también.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros