“Que venga a mí ahora una nueva percepción.”

- Padre, hay una visión ahora que ve todas las cosas sin mancha alguna de pecado, lo cual indica que el miedo ha desaparecido, y que en su lugar se ha invitado al amor.
- Y éste vendrá dondequiera que se le invite.
- Esta visión es Tu regalo.
- Los ojos de Cristo contemplan un mundo perdonado.
- Ante Su vista todos los pecados del mundo quedan perdonados, pues Él no ve pecado alguno en nada de lo que contempla.
- Permite que Su verdadera percepción venga a mi hora, para poder despertarme del sueño de pecado y ver mi impecabilidad en mi interior, la cual Tú has conservado completamente inmaculada en el altar a Tu santo Hij@, el Ser con Quien quiero identificarme.
- Contemplémonos hoy los unos a los otros con los Ojos de Cristo.
- ¡Qué bellos somos!
- ¡Cuán santos y amorosos!
- Hermano ven y únete a mí hoy.
- Salvamos al mundo cuando nos unimos.
- Pues en nuestra visión el mundo se vuelve tan santo como la luz que mora en nosotros.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros