“Todos lo regalos que mis herman@s hacen me pertenecen.”

- En cada momento de cada día se me conceden miles de tesoros.
- Soy bendecido durante todo el día con regalos cuyo valor excede mucho el de cualquier cosa que yo pudiera concebir.
- Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se regocija.
- Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente recibe ese regalo y lo acepta como propio.
- Y todo el que encuentra el camino de Dios se convierte en mi salvador, me señala el camino y me asegura que lo que él ha aprendido sin duda me pertenece a mí también.
- Gracias, Padre, por lo muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, procedentes de cada Hij@ de Dios.
- Los regalos que mis hermanos me pueden hacer son ilimitados.
- Ahora le mostraré mi agradecimiento, de manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su recuerdo.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros