“Se me concederá todo lo que pida.”

- Nadie desea el dolor.
- Pero puede creer que el dolor es placer.
- Nadie quiere eludir su felicidad.
- Más puede creer que la dicha es algo doloroso, amenazante y peligroso.
- No hay nadie que no haya de recibir lo que pide.
- Pero puede estar ciertamente confundido con respecto a lo que quiere y al estado que quiere alcanzar.
- ¿Qué podría pedir, pues, que al recibirlo aún lo siguiese deseando?
- Ha pedido lo que le asustará y le hará sufrir.
- Resolvamos hoy lo que realmente deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este día libres de temor, y sin confundir el dolor con la alegría, o el miedo con el amor.
- Padre, te ofrezco este día.
- Es un día en el que no haré nada por mi cuenta, sino que tan sólo oiré Tu Voz en todo lo que haga.
- Y así, Te pediré únicamente lo que Tú me ofreces y aceptaré únicamente los Pensamientos que Tú compartes conmigo.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros