“Los milagros son un reflejo del eterno Amor de Dios. Ofrecerlos es recordarlo a Él, y mediante su recuerdo, salvar al mundo.”

- Lo que perdonamos se vuelve parte de nosotros, tal como nos percibimos a nosotros mismos.
- Tal como tú creaste a tu Hij@, él encierra dentro de sí todas las cosas.
- Lo que yo pueda recordar depende de lo que perdone a él.
- Lo que él es no se ve afectado por sus pensamientos.
- Pero lo que contempla es el resultado directo de ellos.
- Así pues, Padre mío, quiero ampararme en Ti.
- Sólo Tu recuerdo me liberará.
- Y sólo perdonando puedo aprender que Tu recuerdo vuelva a mí, y a ofrecérselo al mundo con agradecimiento.
- Y a medida que hagamos acopio de sus milagros, estaremos en verdad agradecidos.
- Pues conforme lo recordemos, su Hij@ nos será restituido en la realidad del Amor.
Instrucciones de la Segunda Parte de Un curso de Milagros