Introducción

- En nuestras lecciones finales utilizaremos la mínima cantidad de palabras posible.
- Tan sólo las utilizaremos al principio de nuestras prácticas, y únicamente para que nos recuerden que lo que buscamos es ir más allá de ellas.
- Dirijámonos a Aquel que nos guía en nuestro camino y que imparte seguridad a nuestros pasos.
- En sus manos dejamos estas lecciones, y de aquí en adelante le entregamos también nuestras vidas.
- Pues no queremos volver a creer en el pecado, que fue lo que hizo que el mundo pareciese un lugar feo e inseguro, hostil y destructor, peligroso desde cualquier punto de vista, y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder tener confianza o de escapar del dolor
- El suyo es el único camino para hallar la paz que Dios nos ha dado.
- Su camino es el que todo le mundo tienen que recorrer al final, pues éste es el final que Dios mismo dispuso.
- En el sueño del tiempo este final parece ser algo muy remoto.
- Sin embargo, en verdad ya está aquí, como un amable guía que nos indica qué camino tomar.
- Marchemos juntos por el camino que la verdad nos señala.
- Y seamos los líderes de los muchos hermanos que andan en busca del camino, pero que no lo encuentran.
- Consagremos nuestras mentes a este propósito, poniendo todos nuestros pensamientos al servicio de la salvación.
- La meta que se nos ha asignado es la de perdonar al mundo.
- Esta es la función que Dios nos ha encomendado..
- Y lo que buscamos es el final del sueño, no como nosotros queremos que dicho final sea, sino lo que quiere Dios.
- Pues no podremos sino reconocer que todo aquello que perdonamos es parte de Dios Mismo.
- Y así, Su recuerdo se reinstaurará en nosotros completamente y en su totalidad.
- Nuestra función es recordarlo a Él aquí en la tierra, tal como se nos ha dado ser Su propia compleción en la realidad.
- No nos olvidemos, por lo tanto, de que nuestro objetivo ens uno que compartimos, pues ese recordar es donde radica el recuerdo de Dios y lo que nos señala el camino que conduce hacia Él y hasta el Remanso de Su paz.
- ¿Cómo no vamos a perdonar a nuestro hermano, que es quien pude ofrecer esto?
- Él es el camino, la verdad, y la vida que nos muestra el sendero.
- En él reside la salvación, que se nos ofrece a través del perdón que le concedemos.
- No terminaremos este año sin el regalo que nuestro Padre le prometió a Su santo Hij@.
- Hemos sido perdonados.
- Y nos encontramos a salvo de toda ira que le atribuimos a Dios y que después descubrimos que no era más que un sueño.
- Se nos ha restituido la cordura, en la que comprendemos que la ira es una locura, el ataque algo demente y la venganza una mera fantasía pueril.
- Nos hemos salvado de la ira porque nos dimos cuenta de que estábamos equivocados.
- Eso es todo.
- ¿Y se encolerizaría un padre con su hijo porque este no hubiese comprendido la verdad?
- Venimos a Dios y con honestidad le decimos que no habíamos entendido, y le pedimos que nos ayude a entender Sus lecciones a través de la Voz del Maestro que Él Mismo nos dio.
- ¿E iba Dios acaso ha hacerle daño a Su Hij@?
- ¿O bien se apresuraría a contestar de inmediato, diciendo: «Este es Mi Hij@, y todo lo que tengo le pertenece»?
- Ten por seguro que así es como responderá, pues estas son sus Propias Palabras para ti.
- Y nadie podrá jamás tener más que esto, pues en esas palabras yace todo lo que existe y todo lo que jamás existirá por los siglos de los siglos, así como en la eternidad.